martes, 26 de julio de 2011

Hungría quema plantíos de Monsanto



En una ejemplar medida, el gobierno de Hungría ordena la quema de más de 400 hectáreas de maíz transgénico pertenecientes a la nefasta corporación Monsanto.
imagen maiz geneticamente modificado
En marzo pasado el gobierno húngaro aprobó una nueva regulación que obliga a verificar todos los granos genéticamente modificados (GMO) antes de poder ingresar al mercado de ese país. Desafortunadamente ya habían circulado algunos de ellos entre granjeros que ignoraban estar sembrando semillas transgénicas. Por esta razón se procedió a la quema de más de 400 hectáreas de maíz cultivado con semillas de Monsanto. La orden fue directamente emitida por Lajos Bognar, Ministro de Desarrollo Rural en Hungría, quien además agregó que por suerte este maíz aún no polinizaba los campos vecinos. Por ahora el principal reto del gobierno local consiste en localizar los bienes generados a partir de dichas semillas e incautarlos.
El problema es que se piensa que muchos granjeros húngaros han estado utilizando semillas de Monsanto y Pioneer sin estar conscientes de ello, y como muchos de los países de la Unión Europea aplican pobres regulaciones en torno a la siembra de transgénicos, se dificulta rastrear el origen de estas semillas. Pero más allá de las dificultades que le implicará a Hungría sostener esta lucha, lo cierto es que de entrada está demostrando una actitud ejemplar que debiera de poner algo de presión a las decenas de gobiernos que muy probablemente han cedido a los cabildeos y sobornos de corporaciones como Monsanto, mostrándose complacientes con el uso indiscriminado de granos genéticamente modificados.

martes, 5 de julio de 2011

“Avión-cometa-debe-golpear-acero”: La sincromística mañana de George W. Bush el 9-11


El 11 de septiembre del 2001 George W. Bush se encontraba en una escuela primaria de Florida en la que los alumnos leyeron un texto que parece contener un código ritual relacionado a los ataques del 9-11.

Uno de los fenómenos más interesantes jamás presenciados a escala global de sincronicidad sucedió la mañana del 11 de septiembre del 2001. En el momento en el que se realizaban los ataques al World Trade Center de Nueva York una maestra afroamericana de la escuela primaria Emm Booke, enseñaba a leer a sus alumnos con el presidente Bush como invitado. Con una técnica hipnótica de pedagogía que resuena como un mantra, la maestra hace repetir a los niños las siguientes palabras: “kite”, “hit”, “plane”, “steel”, “must”. Las cuales pueden ser ordenadas para decir “kite-plane must hit steel” (avión-cometa debe golpear acero).
Un “kite-plane” es un avión controlado a través de señales de radio, lo cual bien podría ser sinónimo de un drone, un avión no tripulado como los que usa Estados Unidos en Irak, Afganistán, Libia, Somalia, entre otros países.  Se ha sostenido en varias ocasiones que los aviones que impactaron las Torres Gemelas no fueron aviones comerciales sino justamente drones, (¿aviones-papalote o cometa?). Las Torres Gemelas, por supuesto, estaban hechas de acero.
Surge un escalofrío indescifrable al ver el video y escuchar a los niños repitiendo como en una especie de ritmo y rito vudú estas palabras (como si fuera una escena de Rosemary’s Baby).
La pregunta evidente es si esto es una coincidencia o un rito orquestado por los mismos autores del ataque del 9-11 como parte de la psicopompa de la ceremonia másonica de sacrificio. Los conspiracionsitas sostiene que todo es parte de una organización con tintes satánicos, donde cada detalle obedece a una numerología y un simbolismo meticulosos (como el hecho de que Bush siguiera leyendo la historia para niños “The Pet Goat”, La Cabra Mascota, una vez que ya se le había avisado que el ataque sucedía en ese momento —siendo que la cabra se asocia con Pan, Baphomet y en algunos casos, por añadidura, con Satán).
Sin embargo tal vez sea aún más significativo que la lección de lectura que estaban recibiendo estos niños simplemente fuera una manifestación sincromística de la conciencia que permea el universo, es decir, la maestra de esa escuela en Florida decidió enseñar a sus alumnos esa combinación de palabras sin saber lo que estaba haciendo, como médium de una información que se manifestaba en la conciencia planetaria (de igual forma los “electrogaiagramas” del proyecto de Princeton, Global Consciousness Project, registraron afectaciones en su medición de la conciencia global minutos antes del ataque de las Torres Gemelas y el científico Dean Radin notó en su investigación una tendencia en cientos de personas a tener premoniciones de este acontecimiento).
¿Fue este mantra entonado por pequeños alumnos afroamericanos un canto ritual de la élite programativa o una manifestación de la conciencia global,  del Logos saliendo a la superficie?