lunes, 29 de agosto de 2011

La droga del olvido: científicos desarrollan sustancias que eliminarían los recuerdos dolorosos


Próximamente una droga, acaso a la venta en la farmacia del barrio, nos ayudará a olvidar los recuerdos más traumáticos de nuestra vida o a curarnos de la adicción a otras sustancias. Pero este desarrollo científico, que parece sacado de un relato sci-fi, supone numerosos dilemas éticos.
Como si se tratase de las aguas del mítico Leteo, el río del inframundo griego que hacía olvidar su vida pasada a las almas de los difuntos, parece cada vez más próximo el día en que engullendo algo seamos capaces de modificar nuestra memoria y olvidar ciertos recuerdos, especialmente los que nos provocan pena y dolor.
Algunos desarrollos contemporáneos avanzan en la creación de píldoras diseñadas para modificar la manera en que una persona se relaciona con sus recuerdos. Por el momento el objetivo principal de estas drogas es asistir (un poco irónica o paradójicamente) el tratamiento de ciertas adicciones (a la cocaína en particular) y también el de traumas severos.
En el caso de la adicción a la cocaína, científicos de la Universidad de Cambridge han realizado experimentos con ratas a las que se les administró una sustancia que bloquea los receptores NMDA del cerebro (asociados al aprendizaje y la memoria). Acto seguido se les atiborró de cocaína, induciéndoles una adicción frenética mientras se les flasheaba con una luz. Más tarde se repitió el estímulo lumínico —asociado en los roedores con la cocaína y también con otros comportamientos suyos previos a que se les suministrara el alcaloide—, pero las ratas que tenían químicamente bloqueados los receptores NMDA no se mostraron desesperadas o ansiosas por obtener cocaína. Esta reacción sugiere nuevas vías en el tratamiento de la adicción a la cocaína, acaso una manera mucho más sencilla y pronta de resolverla.
En cuanto a la droga anti-trauma, esta se desarrolla en la Universidad de Montreal, una investigación a cargo de Marie-France Marin, estudiosa de la neurociencia que estudia los efectos de la sustancia conocida como “metirapona” [metyrapone] en los recuerdos traumáticos de las personas. Para tal efecto reunió a 33 hombres a quienes se les contó una historia “llena de circunstancias neutrales y negativas”, mismos que después tuvieron que repetir el cuento. El grupo se dividió entonces en tres partes: a los primeros once se les dio una dosis de metirapona, a los siguientes una dosis doble y a los últimos no se les dio nada. Cuatro días después se les pidió a todos que recontaran la historia antes escuchada. Los resultados no dejan de ser sorpresivos: a decir de Marin, los hombres que recibieron la doble dosis de metirapona recordaron con facilidad la historia a excepción de los detalles negativos (como cuando de un disco duro estropeado se pueden recuperar los archivos pero en fragmentos). Además, aun con los efectos de la metirapona agotados, persistía en aquellos once el olvido de esos eventos asociados con emociones pesarosas.
Estas posibilidades —que, como decíamos al principio, suenan menos a tecnologías de la ficción científica o mítica y cada vez más a realidades prácticamente inmediatas— han despertado un encendido debate neuroético sobre los alcances y usos de las drogas que modifican los recuerdos provocando el olvido. Quienes se manifiestan en contra se apoyan sobre todo en el argumento de que la memoria está estrechamente ligada a la identidad personal: sin sus recuerdos una persona deja de ser la que es. Un soldado, ponen como ejemplo, puede sentirse más inclinado a matar si sabe que ingiriendo una píldora olvidará su acción, borrando con una sola toma todas las posibles consecuencias que tiene matar a otra persona.
Sin embargo, quienes apoyan el desarrollo de estas drogas, en especial si se dirigen al tratamiento del trauma (como Adam Kolber, profesor en la Escuela de Leyes de Brooklyn), consideran un aspecto más justo (y quizá más humano) del problema: si una pastilla puede ayudar a las personas que padecieron una situación insufrible en su pasado a que recuperen su vida tal y como era antes de dicho quiebre, ¿por qué no fomentar su realización? La víctima de una violación sin duda se pronunciaría a favor de estas drogas.
Podría decirse que la cruzada de Kolber se reduce a una sola idea: que nadie debería sufrir por el sufrimiento mismo. A diferencia de otros escenarios en que la pena o la aflicción nos dejan algo a cambio —una enseñanza, experiencia, una nueva manera de ser y estar en el mundo, etc.— en otros casos se trata de dolor en su estado más absoluto, inefable, que deja a quienes lo padecen aislados y suspendidos, ajenos al ritmo habitual de sus vidas o de la del resto del mundo. Si nada puede obtenerse de ese sufrimiento, piensa Kolber, no hay razón para que determinada persona deba seguir llevando su trauma a cuestas. Antes mencionamos a las víctimas de violación y ataques sexuales, pero también podrían caber en esta categoría los torturados o los sobrevivientes de accidentes fatales.
Con todo, esta última posibilidad deja ver cierta arrogancia científica ante el destino personal de las víctimas. No son pocos los casos de personas que luego de sufrir una tragedia de ese tipo abrazan la causa de sus semejantes y pugnan porque nada de eso vuelva a suceder. Organizaciones que luchan contra la violencia sexual, que buscan el castigo lo mismo del dictador que del soldado último que ejecutaba la tortura o que hacen lo posible por prevenir tragedias naturales, viales, etc., muchas veces las dirigen personas directamente involucradas en circunstancias afines: sobrevivientes de una violación o del ataque de un pederasta, de un régimen totalitario, de un choque automovilístico. ¿Qué sería de esas organizaciones si todas esas víctimas hubieran decidido, simplemente, borrar sus malos recuerdos (consumando así una especie de suicidio parcial)?
Ciertamente el dilema no es sencillo de resolver, pero no es menos cierto que la investigación científica continuará haya o no un acuerdo en un sentido u otro. Seguramente antes de que las leyes lo adviertan una droga anti-memoria ya estará en el mercado, como en el escenario más futurista de algún relato sci-fi.
[io9]

miércoles, 17 de agosto de 2011

Sector La Logia padece de múltiples necesidades

Guasipati.- Los habitantes del sector La Logia decidieron manifestar, públicamente, que ya no toleran más la oscuridad reinante en las noches y que el drenaje que recoge las aguas de lluvia de la avenida Urdaneta, atraviesa el patio de una vecina hace más de 10 años, sin que las autoridades hayan tomado cartas en el asunto, sabiendo que se trata de un embaulamiento público y merece estar en mejores condiciones.
 Según manifestó la principal afectada, Delvalle Pérez, cuando la gestión gubernamental anterior le pidió permiso para construir la zanja dentro de su propiedad ella aceptó porque le garantizaron que harían un surco con su respectiva tapa de concreto, el cual estaría siempre limpio sin que le ocasionara a ella o sus familiares problema alguno.
Fue grande mi sorpresa cuando pasó el tiempo y me quedé con este hueco justo al lado de mi casa y en el espacio donde los niños podrían correr o jugar. Van años así y yo tengo que tolerar que el agua se estanque, porque el drenaje está sucio en diferentes puntos. Además, hoy día todo es peor, porque parte de los vecinos -viendo que la municipalidad no resuelve lo de las redes de aguas negras- instalaron allí tuberías para depositar sus desperdicios orgánicos. Entonces, ahora debo aguantar los malos olores y que la suciedad se derrame cada vez que llueve”.
Cuando Delvalle refirió que el conducto está sucio en diferentes puntos, mostró la cantidad de maleza que obstruye el paso del agua. “Aquí en el patio lo que hay es un cauce grande y largo, sin rejillas ni nada. Fuera de mi casa, una parte de la calle si fue bien preparada con cemento; pero, más adelante todo vuelve a ser de tierra otra vez y tanto el monte como los hongos que allí crecen hacen que el sistema colapse”.
Así mismo, la vecina explicó que el actual alcalde José Alejandro Martínez está al tanto de la situación. “Él vino a mi casa y se sentó conmigo hace mucho tiempo, prometiéndome que resolvería el problema; pero, no lo ha hecho. A mí lo que me parece peor es que prometan algo y no lo cumplan; porque, si desde el principio dicen que no, al menos nosotros no nos ilusionamos. Sea como sea, lo que sí está claro es que el embaulamiento es responsabilidad de los entes gubernamentales y nadie lo puede negar”.
Por otro lado, Fernando Fonseca, residente en la calle Sucre del mismo sector, dijo que hace 3 años tienen problemas con el alumbrado público y con el bajo voltaje. “Los electrodomésticos no funcionan o se queman porque la corriente nunca está en los niveles deseados. Aquí mismo vive una funcionaria de Corpoelec y no logra hacer nada al respecto. Imaginamos que la situación escapa de sus manos. Básicamente, como el transformador tiene más de 30 años de existencia y su capacidad es insuficiente para la cantidad de habitantes actual, se daña con cierta frecuencia. Lo que nos disgusta es que la citada institución del estado nos dice que nosotros debemos comprar nuestro propio banco de trasformadores, como si fuera algo accesible”.
Con respecto a los bombillos de los postes, Isdelice Pérez subrayó que en Corpoelec le dicen que la responsabilidad es de la Alcaldía y luego, en la Alcaldía, les piden una serie de papeles firmados por gran parte del sector. Lo mismo fue confirmado por Eloisa Fonseca, cuyas hijas deben salir de noche para cumplir compromisos religiosos, consiguiendo a su regreso a sus casas todo en completa penumbra.
Ante esto, Pérez -acompañada de otros habitantes de La Logia- dijo que su sector está abandonado, por lo que pidió al Alcalde que cumpla con aquello que ofreció, lo cual, además, es su deber. “El pueblo puede comprender que esta gestión heredó problemas que vienen de la negligencia de los otros; pero, quien asume un cargo debe encararlo con la mayor sinceridad posible. Aquí quedaron de hacer otro drenaje y no han venido. No hay aguas servidas, no hay asfalto y ni hablar del problema de la luz. Por eso, pedimos que nos ayuden lo más pronto posible.
Finalmente, todas las personas que prestaron declaraciones coincidieron en el mismo punto: “El Consejo Comunal no funciona”. Algunos comentaron que hace tiempo, otros líderes comunales lograron concretar el proyecto de una bloquera y unos postes de luz. “La bloquera dejó de funcionar porque un individuo se apoderó de eso sin darle uso. Luego, fue pasando el tiempo sin que los nuevos miembros logren consenso sobre aquellos puntos que discuten. Por ejemplo, recientemente se reunieron para definir el proyecto de viviendas y todo fue un caos, resultando que el proyecto aún está en cero”, manifestó Isdelice.
Ubicación estratégica
Por ser un sector ubicado en el centro de Guasipati, a solo un poco más de dos cuadras de la Plaza Bolívar, sus habitantes no comprenden el por qué de la desatención. “Dos calles que colindan con la avenida Urdaneta nunca ha recibido asfalto y así, podríamos detallar muchas cosas más”, acusó Fonseca.

miércoles, 3 de agosto de 2011

Liberan a 6 de los 9 encuestadores plagiados en Apatzingán

El presidente de Consulta Mitofsky, Roy Campos, confirmó la liberación de seis de los nueve encuestadores desaparecidos durante el fin de semana pasado.

En entrevista radiofónica, Campos informó que la liberación ocurrió alrededor de las 4 de la mañana del miércoles y fueron los mismos encuestadores quienes se comunicaron telefónicamente para informar sobre el hecho,  “lo hicieron desde su propio celular y en sus automóviles, no contentos, pero si enteros, vivos”, dijo para W Radio .

Desde su cuenta de Twitter, Campos publicó:

"Si se confirma, celebro la libertad de 6 personas que levantaban encuestas, no celebro que la hayan perdido varios dias. Falta liberar a 3"

Más tarde, en entrevista con Carmen Aristegui, Roy Campos informó que los seis encuestadores se encuentran sanos, salvos y negó la versión difundida por el padre de uno de ellos, quien refirió que los 3 trabajadores de la empresa Parametría (desaparecidos un día después) habían permanecido cautivos en el mismo que los de Mitofski.

Al respecto, Francisco Abundis, presidente de Parametría, aclaró para el mismo medio que los encuestadores son personas con experiencia en campo y que son trabajadores de "encuestas de opinión de alto riesgo, sin embargo, en donde los pongamos en el país, en la actualidad, existe ese riesgo" por lo cual pidió "una atención particular a nuestro caso".

cccp