NELSON ZAPATA REYES
Su estampa sigue igual a la de aquel mediático rector de la Universidad de Chile (1998-2006), con el pelo pincho y corto, y la tradicional humita al cuello.
Pero son otros los rumbos de Luis Riveros Cornejo en la actualidad. Aunque sigue ligado a la academia y a la Universidad de Chile, hoy ocupa el rango de gran maestro de la Gran Logia de Chile.
Riveros viene a ser uno de los grandes maestros más conocidos de la Masonería en nuestro país, un hecho que marca los cambios de esta organización, la cual se está abriendo a la sociedad.
Nunca antes la máxima autoridad masona del país era un personaje tan público. De ello, Luis Riveros se explaya tras su paso por Temuco.
-De un tiempo a esta parte, ha habido una apertura indiscutible en la Masonería. ¿Cómo toman esto los propios integrantes de la organización?
-Es una apertura que se da en todas partes de mundo, y es que la Masonería no tiene nada que esconder. En el pasado hubo muchas víctimas de las luchas ideológicas contra la Masonería. Todavía están frescos los recuerdos de las dictaduras militares que persiguieron sistemáticamente a la masonería, así también los gobiernos de los países socialistas, o la dictadura de Franco. Por lo mismo, se creó una cultura de aislamiento y de operar de la manera más discreta posible. Pero eso ha ido cambiando, ya que existe actualmente una sociedad más abierta, de comunicaciones, de transparencia. Todo el mundo requiere cuenta de los actos, y saber los porqué. La Masonería se ha ido sumando a esa corriente de modernización.
-Y eso se ve tanto en los premios que entregan a profesores o en las charlas abiertas que ustedes dan abiertas al público.
-Hacemos actividades públicas de todo tipo, y el premio a los profesores es algo que hacemos para destacar a estos profesionales. Nos interesa también que la Masonería tenga opinión y posición sobre temas de política pública trascendental. Es necesario para la visibilidad externa, y no hay que olvidar que lo que hace esta organización, es preparar hombres al servicio de la sociedad.
-La cultura popular además ha puesto a la Masonería en el primer plano del interés público, a través de best sellers y la ficción. ¿Cómo recogen la imagen que se recoge de ustedes, en el cine de hoy, por ejemplo?
-Nosotros elogiamos la imaginación, y en ese tipo de literatura hay un alto grado de imaginación. Está basado en algunos hechos y constataciones evidentes, pero cuando se concibe que la Masonería fue la que planificó el desarrollo de toda una ciudad como Washington, y que en el mapa se puede percibir qué se quiso simbolizar con todo esto, claro, hay una gran dosis de imaginación. Yo creo que el autor (Dan Brown, de El Código da Vinci), y otros, como diría un economista, han encontrado un nicho de mercado; la gente se interesa con eso. En el pasado la Masonería fue resaltada desde lo negativo, como algo maligno que hacía cosas oscuras y reprochables, en cambio hoy ha prevalecido lo más positivo gracias al nombre de tantas figuras que han sido masones. Entonces cuando hay una novela o película que especula con este tipo de cosas, como las de Dan Brown, se encuentra con un público ávido.
-En este tipo de ficciones, es el Opus Dei el que ha salido más golpeado.
-Exactamente, porque en el Opus Dei hay mucho más misterio y dinero envuelto.
-En otro tema, ¿sigue ligado a la Universidad de Chile?
-Si por supuesto. Sigo siendo profesor de Facultad de Economía de la Universidad. La U. de Chile ha sido la institución de toda mi vida. Es más, yo siempre digo que hay tres grandes amores en mi vida, la Universidad de Chile, la Gran Logia de Chile, y la República de Chile. Hasta ahora, he podido dirigir sólo dos de ellas.
-¿Y la República de Chile? ¿Hay algo en pauta?
-Está todavía en el proyecto.
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